¿Cómo es que respiramos?

En el artículo de hoy vamos a volver al primer pilar del bienestar y rendimiento, la Respiración.

Mi intención como especialista en bienestar y rendimiento humano es educarte con los mejores datos científicos disponibles en este momento, de la manera más simple y fácil para que puedas aplicar los principios en tu vida.

Hace millones de años, las formas de vida en el planeta comenzaron a utilizar el O2 como una forma de obtener ATP (Adenosín Trifosfato) para generar más energía. Las mitocondrias comenzaron una revolución que llevó al mundo en el que vivimos hoy en día; el metabolismo aeróbico es la forma más eficiente de obtener energía, permitiendo que las formas de vida evolucionen a niveles sin precedentes.

Aunque el O2 es la molécula que permitió la explosión de vida en la Tierra, su contraparte (piensa en el Ying y el Yang), el CO2, juega un papel clave en este proceso y no debe considerarse como un producto de desecho como solía pensarse.

Primero vamos a explicar cómo es el proceso de respiración en el cuerpo, entendiendo los roles tanto del O2 como del CO2. Quiero aclarar que voy a hablar del proceso de respiración a nivel celular, que es totalmente distinto al acto “ventilar” (inhalar y exhalar).

El proceso de respiración es la piedra angular de la vida, entenderlo adecuadamente te permitirá gestionar tu respiración de la manera correcta para prosperar. Comencemos con un poco de anatomía: los centros de respiratorios del cuerpo están ubicados en el tronco del encéfalo, también conocido como cerebro reptiliano. Este es la parte más antigua del cerebro humano, donde se controlan la mayoría de las funciones que sustentan la vida a través del Sistema Nervioso Autónomo, una de las ramas del Sistema Nervioso Central.

Nuestros centros de respiración trabajan con quimiorreceptores ubicados en las arterias carótidas. Esto es muy importante porque significa que este es un sistema predictivo, controla la sangre que sale del corazón, no la sangre que regresa a él. Estos quimiorreceptores no solo detectan los niveles de O2, sino principalmente vigilan los niveles de CO2.

¿Qué significa todo esto?

Un aumento en el CO2 es el impulsor de la respiración, no la disminución en los niveles de O2. Así es, tu impulso a respirar, la sensación de ahogo, “la desesperación por respirar” no vienen de un O2 escaso sino de un respuesta APRENDIDA frente a una acumulación de CO2 por encima de los valores que nos acostumbramos, es decir podemos entrenar.

Pero espera, aún hay más. En 1904, Christian Bohr descubrió lo que hoy se conoce como el efecto Bohr. Este efecto establece que los glóbulos rojos (hemoglobina para ser precisos) no romperán su unión con el O2 a nivel celular a menos que haya CO2 presente, porque el hierro en el glóbulo rojo tiene una mejor afinidad con el CO2 que con el O2.

Para decirlo de manera sencilla para que lo entiendas: puedes estar recibiendo en tu cuerpo todo el O2 del mundo, pero si no hay CO2, el glóbulo rojo no va a liberar el O2 en la célula y no va a ocurrir la respiración a nivel celular. La respiración no es una cuestión de cantidad de O2 sino de equilibrio interno.

Cuando estás respirando en exceso, como cuando alguien está teniendo un ataque de pánico, lo que estás haciendo es expulsar todo tu CO2, por eso, aunque estés moviendo (ventilando) mucho aire dentro y fuera de tu cuerpo, aún sientes que no estás respirando. Sin CO2, el cuerpo va a retener el O2.

Te dejo un dato, ¿sabes por qué a las personas que tienen un ataque de pánico les dan esas bolsas de papel marrón para respirar?

¡Muy simple! porque estarán re inhalando una concentración más alta de CO2, lo que permite que el glóbulo rojo libere el O2 en la célula y que ocurra la respiración.

Ahora que vemos el CO2 desde una nueva perspectiva, entendamos cómo afecta nuestro rendimiento diario. Dado que el CO2 es el desencadenante del impulso a respirar, puede definirse como nuestro mensajero del estrés; cuánto más CO2 podamos tolerar, mejor podremos manejar la respuesta de asfixia y más energía (O2) estará disponible en el sistema.

Cómo toleramos el CO2 en nuestra vida diaria es el mejor, más preciso e inmediato indicador de cómo está tu organismo (mente, cuerpo y espíritu) en ese momento.

El ejercicio de hoy es seguir siendo consciente de tu respiración, respirando tanto como sea posible por la nariz y agregando un simple ejercicio llamado la PRUEBA BOLT. Este es un ejercicio de retención de la respiración en la exhalación, básicamente toma una respiración normal, exhala y cronometra tu retención hasta que sientas que tu vientre se contrae (saluda a tu diafragma), tienes la necesidad de tragar o sientes tensión excesiva en el cuerpo. Ten en cuenta que no es un Test de esfuerzo, sino de relajación. No queremos medir cuanto puedes sufrir aguantando la respiración, sino todo lo contrario cuanto tiempo puedes mantenerte en total relajación.

Este número nos va a hablar sobre tu tolerancia al CO2, en otras palabras, la capacidad de tu cuerpo para manejar el estrés sin colapsar. ¡Si tu puntuación está por debajo de 20 segundos, tenemos trabajo que hacer!

Te dejo un video para que veas la explicación y puedas practicar el test.

Nos vemos la semana que viene!

Matias